lunes, 19 de febrero de 2007

El narrador y el lector (Estresado)

La relación que se establece entre el lector y el narrador es muy sutil y sólo se establece a través del lenguaje.
Hay niveles de narración, unos evidentes y otros ocultos. La misión del narrador es sembrar el relato de los elementos necesarios para que el lector sepa qué quiere decirle.
Los elementos informativos tienen un valor en sí mismos. Cuando se dice "Marta tenía veinte años", se da una información indiscutible. Una información que condiciona la posterior actividad de Marta.Los indicios, en cambio, tiene un significado oculto que el lector debe descifrar. Son imprescindibles no a nivel de la historia, no afectan al núcleo, pero sí para el discurso, para la progresión del discurso narrativo.
Los relatos se desarrollan por secuencias. Una secuencia se considera que comienza cuando no le debe nada al texto que la precede. Y se considera cerrada cuando ya ha explicado lo que pretendía y no tiene influencia en el texto siguiente. Por ejemplo: tomarse un café: lo pide, lo bebe, lo paga. Secuencia cerrada.
Los relatos se parecen a una fuga: se aguantan mientras se prolongan. Escribir es seducir por medio del lenguaje estructurado. Hay ocasiones en que los personajes actúan a modo de núcleo. Y ya dijo Aristóteles que puede haber "fábula" (historia) sin personajes, pero no personajes sin "fábula".
El mejor escritor no es el que inventa las mejores historias sino el que maneja mejor que nadie los códigos que comparte con el lector.

Estructura interna de un relato (Estresado)

No sé. Lo que sí creo adivinar es una cierta apatía con los relatos, una rutina al escribirlos. Están poco trabajados, son poco originales, tienen poca enjundia, no proyectan espíritu de superación, carecen de estructura… (Dejemos las excepciones aparte).
Y ahí quiero llegar, a la estructura interna de los relatos.
La tijera. ¿Hay miedo de usar la tijera? Sí. El escritor novato cree que aquella frase es la mejor de su vida y por nada la quitaría. Primer error.
El núcleo. Hay relatos que no tienen un núcleo destacado. Carecen de esa “almendra” alrededor de la cual gira todo el resto. Se diluyen como el cubito de hielo.
El subnúcleo. Párrafos que apoyan la verosimilitud del núcleo y que sirven para hacer avanzar el relato.
La información. Son frases que nos sitúan en el tiempo y el espacio. A veces se alargan tanto que se comen el núcleo. Dan información accesoria que no es necesaria para crear la tensión que requiere el relato.
Los indicios. Manifiestan cómo es el personaje, sus cualidades; la extensión de la acción que estamos contando. Hay quien disfruta de pegar y pegar frase trs frase, enfordar el relato con adjetivos, amaneceres, barroquismo.
EL NOVATO. Puede tener una idea magnífica, pero la arropa tanto de informantes y de indicios que el núcleo desaparece. El novel es incapaz de cortar toda la hojarasca y dejar el núcleo desnudo.

domingo, 18 de febrero de 2007