lunes, 19 de febrero de 2007

Estructura interna de un relato (Estresado)

No sé. Lo que sí creo adivinar es una cierta apatía con los relatos, una rutina al escribirlos. Están poco trabajados, son poco originales, tienen poca enjundia, no proyectan espíritu de superación, carecen de estructura… (Dejemos las excepciones aparte).
Y ahí quiero llegar, a la estructura interna de los relatos.
La tijera. ¿Hay miedo de usar la tijera? Sí. El escritor novato cree que aquella frase es la mejor de su vida y por nada la quitaría. Primer error.
El núcleo. Hay relatos que no tienen un núcleo destacado. Carecen de esa “almendra” alrededor de la cual gira todo el resto. Se diluyen como el cubito de hielo.
El subnúcleo. Párrafos que apoyan la verosimilitud del núcleo y que sirven para hacer avanzar el relato.
La información. Son frases que nos sitúan en el tiempo y el espacio. A veces se alargan tanto que se comen el núcleo. Dan información accesoria que no es necesaria para crear la tensión que requiere el relato.
Los indicios. Manifiestan cómo es el personaje, sus cualidades; la extensión de la acción que estamos contando. Hay quien disfruta de pegar y pegar frase trs frase, enfordar el relato con adjetivos, amaneceres, barroquismo.
EL NOVATO. Puede tener una idea magnífica, pero la arropa tanto de informantes y de indicios que el núcleo desaparece. El novel es incapaz de cortar toda la hojarasca y dejar el núcleo desnudo.

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